viernes, 11 de noviembre de 2011

Dark Pantone (El primer policial negro sudamericano publicitario nerd) Capítulo 11

Resumen de los capítulos anteriores:

Dark Pantone, detective afiliado a SUIPMPYA: Sindicato Único de Investigadores Privados del Mundo Publicitario y Afines, llega hasta el reducto secreto de Silvio Silver, quien está listo para activar su proyecto más demencial y mesiánico con la esperanza de lograr el mayor premio del mundo publicitario y quizás también mejorar la raza humana y dominar el planeta.

Capítulo 11 en su corpus teórico-conceptual explícito:

Los rostros extasiados, las mandíbulas caídas, las miradas alucinadas, los cuerpos expectantes, las manos temblorosas, el sudor helado, los picos de presión, la angustia oral…, todo esto se distribuía de manera alternada, intermitente, secuencial y saltarina entre todos los espectadores del circo de locura psicótica de Silvio Silver.
- ¡Loading gloria eterna!, ¡Loading gloria universal! -aullaba Silver parado frente a la camilla, donde la figura debajo de la lona ploteada comenzaba a sacudirse con frenesí de coreógrafo de eventos empresariales sobrepasado por los nervios de no llegar a la fecha de la fiesta. Ante cada sacudón de lo que fuera que estuviera allí debajo, el resto de los asistentes nos íbamos alejando, como un grupo de VP’s temerosos ante un CEO enfurecido por los resultados magros de algún Quarter de baja performance.
- ¡Vive, maldita sea, vive! -vociferaba un Silver enrojecido y sudoroso.
- Tampoco lo trates así, necesita comprensión -dijo Tiburcio.
- ¿Comprensión? ¡Así nunca vas a formar un teamwork ganador! -aulló Silver.
- Claro, porque los enajenados esos que tenés encerrados allá arriba son re grosos, ¿no? -contestó Tiburcio, perdiendo un poco el aire de anciano bueno iluminado por las divinidades astrales.
- Son la creme de la creme, el epicentro, el núcleo vital, la base de la publicidad moderna que nadie puede superar porque… -
La diatriba de Silver se cortó cuando la lona se empezó a levantar sola. Silver comenzó a llorar de emoción.
- Sí, está vivo…, ¡Por fin! La evolución natural del ser humano: primero fueron los homínidos que caminaron por las planicies africanas y se extendieron por el resto de los continentes hasta convertirse en Homo Sapiens y avanzar por la Edad de Piedra, la Edad de Bronce, la Edad de Hierro, la Primera Revolución Industrial, la Segunda Revolución Industrial, la crisis del petróleo de 1973, la caída del muro de Berlín y el lanzamiento del iPod, hasta llegar a su versión más perfecta, el hombre total, el ser del futuro, capaz de conectarse a todas las redes, compatible con todas las plataformas, con más capacidad de almacenamiento, con una interfaz más amigable e intuitiva, con más defensas contra la gripe, sin tránsito lento ni problemas de caspa, preparado para la mejora continua y la trazabilidad…, energúmenos involucionados y primitivos: ¡conozcan al Hombre de Photoshop!- dijo Silver, tirando de la lona. Se hizo un silencio profundo, aterrador, incómodo, doloroso. Todos los ojos se posaron en la figura humanoide que nos miraba con ojos redondos y saltones desde la camilla. De textura verdosa y brillo de gelatina, sin pelos, cubierto por una suerte de pátina aceitosa, se lo veía desorientado. Movía su redonda cabeza de uno a otro, como si intentara comprender lo que estaba sucediendo. Silver y sus dos asistentes se miraron con alarma.
-Bueno, en fin…, a lo mejor tendríamos que darle una vueltita más al tema de la epidermis, pero, aquí está, listo para caminar por el mundo y llevarnos de la mano al futuro -dijo Silver. El humanoide lo miró, mientras Silver le señalaba el suelo para motivarlo a dejar la camilla. Silver insistió con la mirada, hasta que la criatura se decidió y empezó a bajar. Se posó en el suelo. Le costaba mantener el equilibrio. Su cuerpo gomoso temblequeaba mientras sus pies se movían con torpeza.
- Y hora… ¡parla uomo!- exclamó Silver, levantando los brazos. El humanoide lo miró, si es que le podía llamar “mirada” al giro desorbitado de sus esferas amarillentas. Extendió los brazos con pulso tembloroso y empezó a abrir la boca. El sonido que salió era una mezcla de gemido gutural con señal de modem telefónico y estática de radio, en ese orden.
- Dinos tu mensaje, danos la clave de lo que vendrá, se el profeta de las maravillas de los siglos que le esperan a nuestra insensata raza humana- dijo Silvio Silver, con ternura de madre adicta a alguna pastilla poderosa.
El humanoide barrió con sus globos oculares translúcidos y enormes la cara de cada uno de los que lo mirábamos con una mezcla de sensaciones desagradables. Cuando llegó a Tiburcio su rostro se iluminó, pero no en forma metafórica, se iluminó desde adentro con una especie de lámpara de leds que se ve que tenía atrás de la nariz. Señaló a Tiburcio con sus dedos resbaladizos, mientras su boca se abría cada vez más.
- Pa…, pa…, ¡papá!- dijo. Una lágrima espesa, como de algún aceite resinoso cayó por su mejilla.
- ¡Papá! ¡Llamó papá a este mediocre genio del pasado! ¡Tanto tiempo y dinero invertido en este bastardo tecnológico! ¡No puedo creerlo!- gritó Silver.
Las dos asistentes no atinaban a hacer nada más que a taparse la boca con ambas manos y mirar con terror a su jefe. Los Gorriti daban la sensación de estar tratando de entender algo de lo que había pasado en la última media hora y claramente estaban fracasando.
-¡Rápido! – gritó Silver, chasqueando los dedos -¡Mejora Continua ya!
Las dos asistentes oprimieron una serie de botones y el laboratorio se transformó en una sala de reuniones.
- ¡Ustedes, quedense que necesito maltratar a alguien inferior para descargar mi ira- les ordenó Silver a los Gorriti, que se quedaron en un rincón, discutiendo sobre lo que cada uno creía que había visto.
Silver y sus asistentes se sentaron en la mesa de la sala de reuniones.
- ¿Organizamos un focus group?
- ¿Implementamos el benchmarking?
- ¿Secuestramos a las mentes más privilegiadas del mundo científico hasta que nos revelen sus secretos más valiosos?
A partir de ahí empezaron una reunión en la que iban “tirando temas” para ver “qué forma le daban” a las “propuestas”. Estaba claro que se habían olvidado del humanoide y de nosotros: el proyecto no había sido exitoso, así que ya no importaba. Pero en esos minutos eternos en los que se iba desarrollando la reunión, el humanoide empezó a elongar y a bajarse info a través de su antena wi fi, hasta que estuvo listo para escaparse. Cuando me di cuenta ya era tarde. Nos empujó a Tiburcio y a mí, con sus brazos blandengues pero poderosos, y comenzó a trepar por el conducto en forma de tirabuzón hacia afuera. Lo seguí tan rápido como pude: no podíamos dejarlo escapar.

CONTINUARÁ…

2 comentarios:

  1. Le costo decir papa o tartamudeo como solo los grandes saben hacerlo?
    Buenisimo,esta barbaro, lo voy a registrar, no te jode no?

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  2. Loading Gloria AEterna... maravilloso!!! El Dr. Frankestín publicitario es lo más! Aguante Dark, carajo!

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